Koolhaas, Rem. Delirio de Nueva York: Manifiesto retroactivo para Manhattan. Gustavo Gili, Barcelona, 2004
• Introducción
El libro, escrito por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, aborda abiertamente el estudio de la cultura específicamente urbana y de la hiperdensidad como un fenómeno fundamentalmente deseable. El objeto, a través del cual Koolhaas lleva a cabo análisis y reflexiones para estudio, es la isla de Manhattan, ya que la entiende como densidad y caos urbano.
«La superposición de diversas formas de vida, ideologías y funciones en un espacio muy reducido[1], específico del carácter significante del paisaje urbano, la resume con el concepto de “cultura de la densidad”, que se convierte en el tema principal de sus reflexiones»[2].
A lo largo del libro, el autor busca identificar una teoría, jamás formulada, capaz de sustentar el desarrollo que Manhattan ha tenido desde su origen hasta la actualidad; su hipótesis, supone que ésta permitiría dar consistencia y coherencia a los episodios más discontinuos e irreconciliables de la historia de esta isla, es decir, a través de de su investigación pretende dilucidar la teoría del manhattanismo:
«Este libro es una interpretación de ese Manhattan que confiere a sus episodios aparentemente discontinuos, incluso irreconocibles, cierto grado de consistencia y coherencia; una interpretación que pretende reconocer Manhattan como el producto de una teoría no formulada, el manhattanismo»[3].
El texto describe un Manhattan ideal (al modo platónico), del cual la ciudad real resulta tan solo una concreción imperfecta: «Sólo mediante la reconstrucción especulativa de un Manhattan perfecto pueden interpretarse sus monumentales éxitos y fracasos»[4]. Lo cual deja perfectamente claro que la obra de Koolhaas no pretende ser histórica (a pesar de que prácticamente todo el texto es un recorrido cronológico) sino que se sirve de esa profundización histórica sólo para identificar patrones y hacerlos subyacer.
Para Koolhaas el punto de partida para el fenómeno de congestión en Manhattan es la definición reticular de la totalidad de la isla que se establece en el año de 1807:
«Dado que Manhattan tiene una extensión finita y el número de manzanas ha quedado fijado para siempre, la ciudad no puede crecer de ninguna manera convencional […] ocurra lo que ocurra, tendrá que ocurrir dentro de alguna de las 2’028 manzanas de la retícula». Siendo el rascacielos un ejemplo más que claro de la clase de deformidad que puede tener lugar en esas condiciones urbanas[5].
«En realidad se trata del más valeroso acto de predicción realizado por la civilización occidental: el terreno que divide, desocupado; la población que describe, hipotética; los edificios que coloca, fantasmales, y las actividades que enmarca, inexistentes»[6].
• Estructura del texto
En la introducción, el autor hace referencia explícita a la estructura que seguirá su libro, y haciendo una analogía de éste con la morfología de Manhattan explica: «este libro es un simulacro de la retícula de Manhattan: una colección de manzanas o bloques cuya proximidad y yuxtaposición refuerzan sus significados dispares»[7].
El texto se divide en cinco bloques, cuatro en los que lleva a cabo análisis sobre “Coney Island” (en donde encuentra evidencia de un conjunto de experimentos que después fueron aplicados a Manhattan, por lo que habla de Coney Island como de un Manhattan embrionario), “El rascacielos” (donde analiza la evolución de esta deformación arquitectónica como medio de especulación y como la estrategia más lógica para crecer en las condiciones de la isla), “El Rockefeller Center” (sobre el que afirma, comentando el Fortune de diciembre de 1936: «en el corazón del Rockefeller Center hay una doble paradoja que sólo el manhattanismo podría solventar: “El conjunto debe de combinar el máximo de congestión con el máximo de luz y espacio, y “toda la planificación […] debería basarse en un ‘centro comercial tan hermoso como sea posible, compatible con los altos ingresos que deberían generarse’”»[8]) y “Los europeos” (donde hace referencia a las visiones que tanto Dalí como Le Corbusier tuvieron de la ciudad); de donde obtiene material de referencia para hablar del manhattanismo como una doctrina tácita más que explícita; y el quinto bloque en el que a modo de apéndice propone una serie de proyectos arquitectónicos utópicos (y a mi modo de ver absolutamente absurdos) que buscan hacer del manhattanismo una teoría explícita.
• Horizonte de Comprensión
En una ocasión leí un texto que comentaba la obra teórica general de este autor, y hacía una sugerencia que me pareció muy importante: a Koolhaas hay que masticarlo pero no tragarlo.
Rem Koolhaas se ha transformado en un arquitecto muy influyente a nivel mundial, ganador del premio Pritzker en el año 2000, es citado en sus bibliografías por autores como Jordi Borja o Saskia Sassen, sin embargo, tanto el nivel de complejidad de sus textos (que puede hacer que sean comprendidos sólo en cierto porcentaje) como la falta de implicaciones éticas que tienen sus reflexiones sobre una cultura del consumismo y la exaltación que hace del caos urbano, apuntan a que cada una de sus propuestas sean leídas con el mayor de los cuidados y siempre con una visión lo más crítica posible.
Ejemplo de esta afirmación es la postura que toma frente a las críticas que durante su visita a Coney Island, hizo Máximo Gorki, al ver en esa “isla espectáculo” la entronización de la estupidez y enajenación consumista; a las cuales las califica de prejuiciosas y dictadoras de un supuesto buen gusto [9].
Notas:
[1] Acá hace referencia a cada una de las manzanas de la retícula
[2] AA. VV. Teoría del la Arquitectura. Taschen, Köln, 2003. p. 812
[3] Koolhaas, Rem. Delirio de Nueva York: Manifiesto retroactivo para Manhattan. Gustavo Gili, Barcelona, 2004. p 10
[4] Ídem p. 11
[5] Ídem. pp. 20-21
[6] Ídem. p. 18
[7] Ídem p. 11
[8] Ídem p. 178
[9] Ídem. p. 70
12.14.2008
PALIMPSESTO: Ideas sobre Delirio de Nueva York
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