La entrada conjunta de Rojkind Arquitectos y BIG (Bjarke Ingels Group) ha ganado el concurso para realizar el Nuevo Museo Tamayo en Atizapan, Estado de México.
El edificio cruciforme, que se plantará sobre una colina con vistas a la Ciudad de México, representa una necesaria ampliación para el excelente Museo Tamayo de Arte Contemporáneo ubicado en Chapultepec, tanto por falta de espacio para exposiciones y almacenamiento del mismo, como por falta de espacios expositivos para arte contemporáneo en el Edo. de México.
Sobre la forma, ésta intenta ser una especie de caja abierta, es decir una caja desdoblada y vuelta a extruir. Esto genera espacios públicos cubiertos por grandes secciones en cantilever, al mismo tiempo la simpleza formal permite una eficiencia programática óptima.
Dice Bjarke Ingels:
"Cuando se le pregunta a artistas contemporáneos que clase de espacio preferirían para exhibir su trabajo, casi siempre describen almacenes industriales o lofts. Es la clase de espacio donde tienen sus estudios, pero mas importante, las estructuras toscas con grandes claros y alturas les proveen de una máxima libertad de expresión. Por otro lado, el director del museo o el presidente municipal querrían tal vez un ícono atractor de visitantes. Así que el diseño de museos se ve frecuentemente atrapado en el dilema entre la demanda y necesidades de los artistas de simlicidad formal, y el deseo del museo (y del arquitecto) de crear un referente en el paisaje. La cruz en cantilever es la materialización literal del programa cruciforme, libre de cualquier interpretación artística. La extensión del Museo Tamayo en Atiazapan deviene la encarnación de función pura y símbolo puro al mismo tiempo."
Un artículo mas amplio (aunque sin planos) y descripción por parte de Michel Rojkind, puede leerse en Dezeen .
El edificio cruciforme, que se plantará sobre una colina con vistas a la Ciudad de México, representa una necesaria ampliación para el excelente Museo Tamayo de Arte Contemporáneo ubicado en Chapultepec, tanto por falta de espacio para exposiciones y almacenamiento del mismo, como por falta de espacios expositivos para arte contemporáneo en el Edo. de México.
Sobre la forma, ésta intenta ser una especie de caja abierta, es decir una caja desdoblada y vuelta a extruir. Esto genera espacios públicos cubiertos por grandes secciones en cantilever, al mismo tiempo la simpleza formal permite una eficiencia programática óptima.
Dice Bjarke Ingels:
"Cuando se le pregunta a artistas contemporáneos que clase de espacio preferirían para exhibir su trabajo, casi siempre describen almacenes industriales o lofts. Es la clase de espacio donde tienen sus estudios, pero mas importante, las estructuras toscas con grandes claros y alturas les proveen de una máxima libertad de expresión. Por otro lado, el director del museo o el presidente municipal querrían tal vez un ícono atractor de visitantes. Así que el diseño de museos se ve frecuentemente atrapado en el dilema entre la demanda y necesidades de los artistas de simlicidad formal, y el deseo del museo (y del arquitecto) de crear un referente en el paisaje. La cruz en cantilever es la materialización literal del programa cruciforme, libre de cualquier interpretación artística. La extensión del Museo Tamayo en Atiazapan deviene la encarnación de función pura y símbolo puro al mismo tiempo."
Un artículo mas amplio (aunque sin planos) y descripción por parte de Michel Rojkind, puede leerse en Dezeen .
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